domingo, 14 de septiembre de 2025

Lo que realmente impulsa la transfobia: los miedos de los temerosos

La transfobia se alimenta de los miedos de los temerosos, como la mayoría de formas de intolerancia. Los temerosos son personas que quieren protegerse de la imprevisibilidad de la vida refugiándose en una especie de "normalidad" imaginaria. Cualquier persona que no siga las reglas establecidas en esta "fortaleza de la normalidad" es vista como una amenaza que debe ser erradicada. 

Si queremos entender la transfobia, necesitamos comprender estos miedos.

Jack Molay, Crossdreamers

Una oscuridad ha caído sobre nuestras democracias. El ambiente es muy similar al de la Europa de la década de 1930. En aquel entonces, políticos malvados y cínicos utilizaban a los judíos como chivos expiatorios para tomar el control de la sociedad. Todo lo malo era, según esta narrativa, causado por una camarilla secreta de judíos que controlaban Hollywood, la banca mundial y el comunismo.

El racismo fue y es una herramienta clave en cualquier manual totalitario, ya que garantiza que la "raza" dominante, por defecto, permanezca en el poder. El racismo sigue siendo un arma poderosa utilizada por quienes buscan el control.

La actual «enshitificación»* de nuestras sociedades, al igual que en épocas pasadas, también se ve impulsada por el deseo de defender los roles de género tradicionales, que, según esta creencia, se basan tanto en la naturaleza como en la voluntad divina. Este disparate sexista es parte esencial de la visión global de extremistas conservadores como Trump, Putin y Orbán. Las personas trans son vistas como una amenaza para este orden "natural". Por eso tiene sentido perseguirlas.

*la palabra enshittification es un neologismo acuñado por el escritor y activista Cory Doctorow para describir un proceso de degradación progresiva en plataformas digitales. Desde la crítica cultural puede usarse como "deterioro estructural" o "mediocrización".


De Hitler a Trump

Esta necesidad de conformidad tradicional de género explica por qué una de las primeras cosas que hicieron los nazis cuando llegaron al poder en Alemania fue destruir  el Instituto de Ciencias Sexuales Magnus Hirschfeldt en Berlín. 

La ciencia y la práctica de Magnus Hirschfeld exigían la humanización de las personas homosexuales y transgénero. Hirschfeld no consideraba a las personas queer y trans como enfermos mentales, sino como  variaciones naturales de la humanidad.  Su obra reflejaba una creciente tolerancia hacia las personas LGBTQ+ en una ciudad como Berlín en la época entreguerras.

Magnus Hirschfeld (el de las gafas) con amigos.

Los nazis, sin embargo, creían en el evangelio de los hombres blancos fuertes que dominaban a todos los demás, y esa visión del mundo requería una estricta adhesión a los roles de género tradicionales, donde los hombres gobiernan y las mujeres crían a sus hijos y sirven a los hombres con adoración en sus ojos.

Controlar la ciencia

Este tipo de tradicionalismo nacionalista no sólo se basaba en normas culturales y comportamientos aceptados; también se basaba en ideas pseudocientíficas sobre el orden natural de las cosas. 

Se consideraba que la investigación eugenésica "demostraba" la superioridad blanca sobre las personas de color. Muchos investigadores que estudiaban la sexualidad y el género dejaron que sus propios prejuicios etiquetaran como perversión sexual todo lo que no seguía el guion convencional de una mujer sumisa que amaba a un hombre dominante. La variación de género era solo una señal de dichas perversiones.

En la segunda mitad del siglo XX, la ciencia logró liberarse gradualmente de los prejuicios del siglo XIX. Quizá el creciente número de mujeres científicas y académicas contribuyó a ello. La ciencia contemporánea, desde la medicina hasta la sociología, ha documentado exhaustivamente que el género no puede reducirse al sexo reproductivo y que el mundo del sexo y el género se comprende mejor como variación a lo largo de continuos.

Una de las principales razones por las que Trump está sometiendo a las universidades estadounidenses es que él y sus sirvientes quieren acabar con la investigación abierta sobre la verdadera naturaleza de la sexualidad y el género. Al insistir en que el género debe reducirse al "sexo biológico", básicamente intentan prohibir cualquier investigación que debilite sus simplistas binarismos. Quieren crear universidades donde la ciencia se alinee con sus objetivos políticos. (Esto es, por cierto, exactamente lo mismo que hizo Hitler en Alemania y Putin en Rusia).

Magnus Hirschfeld fue tachado de judío de izquierdas por los nazis. Los sexólogos y estudiosos de género actuales son vistos como parte de una conspiración de izquierdas impulsada por la "ideología de género", que, según la extrema derecha y el feminismo TERF, niega las realidades biológicas y seduce a los niños a una vida de pecado. 

No existe una "ideología de género" unificada, y la idea de que los investigadores sobre sexo y género consideren que la orientación sexual y la identidad de género son una elección personal es un completo disparate. Pero tiene sentido para quienes desconocen por completo los avances en las ciencias dedicadas a estos temas.


Los transfóbicos viven en un estado de miedo constante, donde todo lo que no confirma sus ideas de un mundo seguro se convierte en una amenaza. El gran desafío ahora es que ya no se conforman con vivir tras los muros de su fortaleza de Normalia. Quieren convertir el mundo entero en Normalia.


La transfobia no se puede explicar sólo por la política

El hecho de que los fascistas aprovechen cínicamente el miedo popular para tomar el poder no significa que no crean en su propio evangelio. Hitler creía firmemente que los judíos eran una amenaza mortal para los alemanes. 

No estoy seguro de que Trump crea en algo más que su propio ansia de poder y gloria, pero la mayoría de sus colaboradores sí creen en algún tipo de supremacía blanca, así como en la exclusión social de las personas LGBTQ+. Están usando la segunda victoria de Trump para convertir a Estados Unidos en un país que siga esos ideales.

En otras palabras: no debemos pensar que su cinismo es solo cinismo. A menudo se han criado en entornos culturales tóxicos donde se les ha recompensado por su brutalidad y engaño, y donde también se les ha castigado por su tolerancia y compasión hacia cualquiera que no pertenezca a su tribu. Su brutalidad les da un sentido de significado, propósito y poder. Creen que sus acciones están justificadas y que el mal es, en un sentido extraño, bueno. Los republicanos ahora afirman que la empatía destruirá la civilización. 

Subrayo este punto porque algunos, especialmente en la izquierda, parecen caer en otro tipo de teoría conspirativa: la de que "todo esto es un juego para controlar la economía y asegurar que los más ricos lo posean todo. El 1% no cree realmente en la narrativa nacionalista/fascista. Simplemente la utilizan para controlar a las masas".

Claro, hay estadounidenses ricos que creen que pueden controlar MAGA sin ser fascistas, de la misma manera que hubo millonarios conservadores en Alemania que creían que podían controlar a los nazis.  

Pero no pueden hacerlo sin perder su alma. Basta con observar el rápido descenso de Elon Musk hacia la oscuridad total. Los multimillonarios no controlan el colapso actual de la democracia liberal. Lo están explotando, sí, pero esta locura está impulsada por fuerzas que escapan a su control.

Para entender realmente la transfobia, necesitamos comprender el lado oscuro de la mente humana.

La psicología de la transfobia

Argumentaré que la transfobia, al igual que la homofobia y el racismo, es expresión de un miedo profundamente arraigado a lo desconocido, presente en la mente de quienes temen y ansían. Esta ansiedad surge primero. Luego, puede ser explotada por quienes buscan el poder.

Ser humano es difícil. Muchos sabios (incluidos Jesús, Buda, Kierkegaard, Dostoievski y Jung) han argumentado que el sufrimiento es parte esencial de la existencia, y estoy convencido de que tienen razón.

Nacemos en un universo que tiene poco sentido si lo miramos con los ojos abiertos. Puede que existan cerca de dos billones de galaxias ahí fuera. Esto nos dice que el Universo no fue creado para servir a los humanos. Y luego está la muerte, que algunos creen que anula el sentido mismo de la vida. 

No pertenezco a ellos. Simplemente hay demasiado amor, creatividad, alegría y significado a nuestro alrededor. Pero entiendo por qué vivir en la negación se convierte en una opción tentadora para muchos. Adherirse a un sistema de creencias imaginario que promete felicidad, riqueza y salvación puede considerarse preferible a afrontar y aceptar las incertidumbres y el dolor de la vida real. Y hacerlo te dará refugio en una comunidad que parece apoyarte.

En 1942, el psicólogo y filósofo humanista germano-estadounidense Erich Fromm escribió lo siguiente sobre los nazis en su libro Miedo a la libertad :

Parece que nada es más difícil de soportar para el ciudadano medio que la sensación de no estar identificado con un grupo mayor. Por mucho que un ciudadano alemán se oponga a los principios nazis, si tiene que elegir entre estar solo y sentirse parte de Alemania, la mayoría optará por esto último... El miedo al aislamiento y la relativa debilidad de los principios morales ayudan a cualquier partido a ganarse la lealtad de un amplio sector de la población una vez que ha tomado el poder del Estado.

El simio humano no evolucionó para comprender los secretos del universo. Evolucionó para sobrevivir en las duras condiciones de la naturaleza, y lo hizo siendo más inteligente que muchas otras especies y formando grupos sociales fuertes donde sus miembros se apoyan mutuamente.

Y aquí es donde encontramos la razón fundamental del racismo y la transfobia. Si tu vida depende de ser parte de una tribu, aceptar el sistema de creencias general de esa tribu te hará sentir más seguro. Si sigues las normas morales de tu tribu, tendrás menos probabilidades de enfrentar la expulsión social. 

Además, al apoyar el orden mundial existente, los demás miembros de la tribu te considerarán una apuesta más segura en lo que respecta al amor, el trabajo y el compartir recursos.

El idioma de la tribu se ha desarrollado en paralelo con su sistema de creencias. Tu vocabulario refleja este sistema. Por lo tanto, limita tu capacidad de pensar de forma innovadora. 

Lo que en realidad es un disparate ("género es igual a sexo biológico") puede parecerles de sentido común a ti, a tu familia y a tus amigos. Si solo existe una palabra para abarcar sexo reproductivo, sexualidad, identidad de género, expresión de género y roles de género, es fácil creer que son lo mismo.

El rostro de Hazel Bryan acosando a Elizabeth Eckford al ingresar a la escuela secundaria Little Rock Central en 1957 puede servir como ejemplo de cómo la oscuridad oculta de la mente humana puede proyectarse sobre quienes no la merecen. (Wikipedia)

La sombra

El miedo al extraño se alimenta de fuerzas profundamente arraigadas en nuestra psique. Los argumentos racionales suelen ser insuficientes ante el miedo y la ira que estas fuerzas provocan.

Carl Gustav Jung denominó «La Sombra» a la parte inconsciente de la personalidad que contiene aspectos de nosotros mismos que rechazamos y reprimimos. Esta parte de nuestra psique —este arquetipo— incluye rasgos, deseos e impulsos que consideramos inaceptables, vergonzosos o incompatibles con nuestra autoimagen. 

La razón por la que suprimimos las partes de nosotros que no nos gustan es que estos sentimientos conllevan el riesgo de ostracismo social. O, al menos, creemos que seremos despreciados y excluidos si se dan a conocer. Y puede que tengamos razón, al menos si formamos parte de una cultura represiva, donde el dogma y las leyes religiosas prevalecen sobre la compasión, la tolerancia y la diversidad.

Las personas con ciertos tipos de personalidad son tan rebeldes que abandonan el refugio de la tribu. Buscan otras tribus que tienen espacio para sus fortalezas y cualidades, o emprenden un viaje en solitario.

Pero otros son más temerosos y ansiosos, ya sea por naturaleza o porque la rebeldía les ha sido arrebatada. Les gustan las normas sociales y culturales, porque les liberan de la obligación de pensar por sí mismos. El dogma y los clichés del "sentido común" los protegen de los vientos gélidos del Universo.

Estas personas, a quienes llamo "los temerosos", son más propensas a reprimir cualquier deseo indeseado en el subconsciente. Así, aunque tengan ideas sobre lo que contiene "La Sombra", no las perciben como parte de sí mismas. En cambio, las proyectan en los demás: ven en ellos lo que no pueden soportar en sí mismas.

Así, los judíos son vistos como criminales ávidos de poder, codiciosos, violentos y lujuriosos, no porque realmente lo sean, sino porque estos rasgos reflejan sentimientos y deseos reprimidos que recuerdan estos clichés a los tímidos. Las personas trans son vistas como pervertidas sexuales que buscan seducir niños, no porque lo sean, sino porque la mente humana está llena de deseos que violan tabúes culturales.

De la misma manera que las personas trans son vistas como líderes de
una 
"ideología de género" destructiva, los judíos
son presentados como líderes de una camarilla secreta

que controla tanto a los comunistas como a los banqueros.

Jung subraya que La Sombra no solo afecta a los individuos. Cuando una subcultura desarrolla un conjunto específico de "verdades", reglas y enseñanzas morales, los miembros más tímidos y oprimidos de esa cultura son más propensos a reprimir aspectos similares de su personalidad. Se refuerzan mutuamente sus miedos. 

La idea de que tanto el sexo biológico como la identidad de género son binarios y pueden reducirse al sexo reproductivo es una construcción cultural y social. 

La mera existencia de personas transgénero e intersexuales demuestra que esto no es así. Lo mismo ocurre con la orientación sexual. Esta no es binaria, sino que se encuentra en un espectro. 

Sin embargo, los continuos multidimensionales de género y sexualidad abren la puerta a la diversidad, y esta diversidad amenaza las reglas estrechas y fáciles de entender establecidas por la tribu. Las cosas se complican y la complejidad es mala.

Cabe destacar que incluso si un miembro tímido de dicha tribu no presenta deseos sexuales reprimidos ni rasgos transgénero (la mayoría los tiene), temerá estas variaciones, ya que esta diversidad amenaza el orden social que lo hace sentir seguro. Han invertido tanto en roles sociales determinados por estos binarismos que abandonarlas privará de sentido a sus vidas. O al menos eso es lo que creen.

Tengan en cuenta que temen que su posición social, su aceptación y su seguridad estén en juego. Si sus hijos o familiares son expuestos como "desviados", eso pondrá en peligro sus propias vidas y su aparente felicidad. 

Los padres cis que destruyen la vida de sus hijos queer y trans lo hacen porque creen protegerlos del gran mal de la "ideología de género". Saben que los jóvenes LGBTQ+ serán acosados, ya que ellos mismos participan en esta persecución.  

Esto conduce a la situación absurda en la que los mismos que dicen que la sexualidad y el género no se pueden cambiar son los que intentan obligar a sus seres queridos a negar su propia naturaleza.

Todo esto sólo puede describirse como una especie de histeria colectiva, con ciclos de retroalimentación emocional que conducen a la violencia y a la muerte.

El mito de la normalidad

En el libro  El mito de lo normal, el médico húngaro-canadiense Gabor Maté argumenta que «normal» no es un término científico neutral, sino un juicio social basado en expectativas culturales. Nuestra sociedad define lo normal en términos de productividad, conformidad y funcionamiento dentro de los sistemas, no en términos de salud o integridad humana real.

Muchos patrones que hoy se consideran normales —estrés crónico, emociones reprimidas, desconexión, agotamiento, relaciones superficiales, consumo excesivo— son en realidad expresiones de trauma y disfunción. Debido a su amplia difusión, estos patrones parecen normales, pero en realidad son adaptaciones perjudiciales. Maté argumenta que «normal» a menudo significa estar bien adaptado a una sociedad enferma o, en nuestro contexto, a una subcultura enferma.

El trauma y el estrés crónico subyacen a muchas afecciones que consideramos enfermedades. Son los intentos del cuerpo y la psique por afrontarlas. Según Maté, la solución es redescubrir la autenticidad, la conexión y la compasión, es decir, aquello que es verdaderamente natural para los humanos.

Pero ¿qué pasa si no hay espacio para una vida auténtica en la subcultura a la que perteneces? ¿Cómo afrontas que lo que la tribu cree que te hará seguro, saludable y rico en realidad te hace lo contrario? 

Bueno, simplemente culpas a las personas que crees que están violando tu contrato con Dios, la Nación o la Naturaleza. Viertes todo tu dolor y frustración en odiar a quienes desafían el dogma y las prácticas de las que depende toda tu vida. 

Y esta rabia se alimenta de todos los sentimientos almacenados en las profundidades oscuras de tu mente. No es racional y tampoco se basa en el amor. Es una rabia maligna porque se ha negado durante mucho tiempo. Es una rabia que no se ha visto ni aceptada tal como es. No se ha integrado en una psique sana, por lo que es extremadamente difícil de controlar.

El mal es una realidad psicológica. Y es hora de que todos lo afrontemos.


El miedo al bosque oscuro representa el miedo a lo inexistente, incluyendo el lado oscuro de nuestra propia mente. Quienes tienen miedo buscan refugio en su tribu local y canalizan sus miedos a través del racismo y la transfobia. (Getty)

El caso de Gran Bretaña

Lo que está sucediendo en el Reino Unido en estos momentos es un claro ejemplo de cómo el colectivo de "La Sombra" toma el control de tanta gente a través de sus miedos irracionales y conduce a un pánico que sólo puede aliviarse en una expulsión violenta de los no deseados: en este caso, las personas transgénero. 

En Gran Bretaña, la histeria comenzó entre las TERF "críticas de género" como J. K. Rowling. Como las TERF comparten los temores de los extremistas de derecha (ambos temen el colapso del estricto binario de género) han ampliado su cámara de eco y ahora sus ideas han calado en la mayoría de los partidos principales.

Como en el mito del judío malvado, los hechos ya no importan. La verdadera ciencia sobre sexo y género es reemplazada por narrativas irracionales sin fundamento real. Las mujeres trans no atacan a las mujeres cis en los baños. Sin embargo, esa amenaza imaginaria es la base de toda la opresión actual de las mujeres trans en Gran Bretaña. 

Y de la misma manera que los judíos fueron vistos como dueños de una ideología capitalista/comunista, se cree que las personas trans y sus defensores están usando una "ideología de género" para destruir la civilización tal como la conocemos.

Esto no significa que la mayoría de los británicos sean transfóbicos histéricos, al menos no en el sentido reprimido de la palabra. Y cabe destacar que la mayoría de los estadounidenses aún cree que las personas trans deberían poder vivir en paz. Pero la mayoría de los buenos se callan y permiten que los transfóbicos se salgan con la suya en este genocidio por dos razones:

1. No conocen a las personas trans y no saben mucho sobre diversidad de género, incongruencia de género e identidad de género, por lo que creen que no tienen los conocimientos necesarios para participar en el debate.

2. La violenta locura de quienes odian los asusta. No quieren verse arrastrados a una guerra que no consideran suya. Saben que si se les asocia con los indeseables, podrían convertirse en víctimas del mismo odio.

En realidad, es su guerra, porque el fascismo siempre genera más opresión y más odio. Su propia seguridad y bienestar dependen de una sociedad abierta que permita a todos vivir en paz. Pero tal vez logran convencerse de que hay otros mejor preparados para librar esa batalla. 

Así es como triunfa el fascismo.

¿Qué podemos hacer?

Como se ha señalado, el fascismo no puede reducirse solo a una táctica de una élite cínica y ávida de poder. El fascismo no surge de la nada, sino de los miedos de la gente común y corriente. Es la estupidez irracional de las personas que se han engañado a sí mismas, creyendo que son «normales» y que sus enemigos no lo son, lo que está convirtiendo el mundo en un infierno distópico.

Algunos de los temerosos finalmente quizá comprenderán las narrativas que han moldeado sus vidas y se liberarán de estas cadenas. Pero no podemos ganar haciendo que todos los que tienen miedo pierdan ese miedo mediante argumentos racionales. No se trata de hechos. Se trata principalmente de sentimientos.

Es cierto que quienes tienen miedo tienen menos probabilidades de convertirse en fascistas en sociedades estables y prósperas, pero siempre habrá un número significativo de personas que buscarán seguridad en el concepto de "normalidad". Y ahora mismo, los extremistas se esfuerzan al máximo para que nuestras sociedades sean menos seguras, menos estables y mucho más pobres, lo que a su vez conduce a un mayor racismo y transfobia.

Si quieres que los temerosos dejen de acosar a las personas transgénero, tienes que hacerles creer que las personas trans también son "normales". 

La razón por la que tantos temerosos finalmente dejaron de odiar y acosar a las personas gays y lesbianas fue que más personas aprendieron a conocer y amar a las personas homosexuales. Tuvieron que aceptar que estas personas también eran humanas. Una mayor visibilidad humanizó a las personas gays y lesbianas ante los ojos de los temerosos.

Podemos argumentar que no existen personas "normales". No hay nadie en la cima de la curva de campana. Lo que vemos es una diversidad descomunal de rasgos, habilidades, intereses y pasiones, y eso es bueno. Pero quienes tienen miedo necesitan la ilusión de la normalidad, y la única manera de que dejen de acosar a las personas trans es que aprendan a conocer a tantas personas trans que no puedan convertirlas en el "otro" peligroso.

Las TERF y los fascistas están expulsando a las personas trans de los espacios públicos. La verdadera razón no es que las mujeres trans representen una amenaza real para las mujeres y los niños cis. No, las están obligando a volver al armario para invisibilizarlas. Si las personas trans se vuelven invisibles, ninguno de quienes les temen las verán como personas que «sangran cuando se les pincha y se ríen cuando se les hace cosquillas».

El bien es mal, el mal es bien.

Una táctica liberal empleada contra el fascismo fue, hasta hace poco, bastante efectiva. Esta táctica consistía en presentar a los intolerantes como intolerantes y, por lo tanto, como personas que no eran "ciudadanos decentes", es decir, como personas que eran "anormales". Incluso los más temerosos comprendían que la "libertad y la búsqueda de la felicidad" eran parte esencial de la democracia. Y si hubieran sido criados en una tribu cristiana, también habrían aprendido que "bienaventurados los pobres" y que hay que "amar a los enemigos". En otras palabras: la normalidad exigía al menos un mínimo de compasión y decencia, real o fingida. El miedo a la exclusión social mantenía a raya algunos de sus rasgos más destructivos.

Por eso los fascistas iniciaron su guerra cultural contra los progresistas. Al convertir el amor y la decencia en algo maligno, dieron vía libre a los temerosos para expresar sus miedos mediante el odio y la violencia. Ahora el mal es bueno y el bien es malo. 

Los cristianos de derecha ya no citan el Sermón del Monte de Jesús. ¿Por qué? Porque el sermón demuestra claramente que Jesús era "consciente" (o woke). Dijo que bienaventurados son "los pobres de espíritu", "los mansos", "los que tienen hambre y sed de justicia", "los misericordiosos", "los de limpio corazón", "los pacificadores", "los perseguidos por causa de la justicia", etc. ¡Vamos! ¿Qué sigue? ¿Jesús además respetaba a las mujeres y creía que los ricos no podían entrar en el Reino de los Cielos? ¿Dónde deja eso a Trump?

Aun así, el hecho de que su nuevo evangelio de odio sea tan descaradamente malvado también es su debilidad. Porque la mayoría de la gente no cree que el mal sea bueno. No son fanáticos religiosos, fascistas republicanos ni TERFs llenas de odio. 

Hay mucha gente decente. Pero necesitan movilizarse por el bien. Necesitan ver que sus referentes defienden a las personas de color, a la comunidad LGBTQ+ y a los pobres. Si se ven como parte de un movimiento más amplio por el bien, protestarán, marcharán y responderán a sus familiares y conocidos que difunden odio y prejuicios.

Y el punto de inflexión suele llegar cuando la intolerancia se vuelve tan extrema que algunas personas selectas con voz e influencia lo dejan claro de forma clara y concisa. No argumentarán contra la intolerancia. Simplemente señalarán lo que la mayoría de la gente decente sabe: que estos intolerantes son unos pervertidos tóxicos.

Esto fue lo que finalmente condujo al fracaso de la cruzada antiliberal de McCarthy en 1954. Joseph Welch le preguntó al senador Joseph McCarthy durante una audiencia en el Congreso televisada a nivel nacional: "¿Es que por fin no tiene sentido de la decencia, señor? ¿Es que ya no le queda sentido de la decencia?".

El terror fascista de McCarthy quedó al descubierto. Fue derrotado.

Lo que no debe hacerse es adoptar el vocabulario de quienes odian para "llegar a un punto medio" o lo que sea que se digan algunos políticos demócratas y laboristas hoy en día. Porque si legitiman las narrativas que causan el terror, la gente decente las creerá y se callará. 

Véase también: «Trump y los transfóbicos ganaron en Estados Unidos. Pero aún hay maneras en que las personas trans pueden ganar».

Claro, aquí tienes una traducción al español del artículo “What Really Drives Transphobia: The Fears of the Fearful” publicado en Crossdreamers

miércoles, 3 de septiembre de 2025

Nueva ciencia: Los jóvenes transgénero son tan estables en su identidad de género como sus pares cisgénero


 Un nuevo estudio publicado por la Sociedad para la Investigación en Desarrollo Infantil revela que los jóvenes transgénero son tan consistentes en su identidad de género como sus pares cisgénero, informa Pink News .

Jack Molay, Transgender World

La investigación, que abarcó entre 2013 y 2024 y en la que participaron más de 900 jóvenes de toda América del Norte, descubrió que más del 80% de los participantes (tanto cis como trans) se sintieron cómodos con su identidad de género expresada durante todo el estudio.

En particular, los jóvenes trans que hicieron la transición durante la infancia no mostraron mayores probabilidades de arrepentirse que los jóvenes cisgénero.

Cuando se produjeron cambios de identidad, con mayor frecuencia se trató de cambios hacia una identificación no binaria en lugar de un retorno al género asignado al nacer.

Los investigadores enfatizaron que estos hallazgos desafían suposiciones obsoletas en la psicología del desarrollo y desacreditan la controvertida teoría de la disforia de género de inicio rápido (ROGD), que afirma falsamente y sin evidencia sólida que la transición de los jóvenes se debe al contagio social.

Más aquí.

Véase también: Estabilidad y cambio en la identidad de género y la orientación sexual durante la infancia y la adolescencia en las monografías de la Sociedad para la Investigación del Desarrollo Infantil. Informe completo aquí.

Conclusión académica del informe

Por Benjamin E. deMayo, Natalie M. Gallagher, Rachel A. Leshin y Kristina R. Olson

Hemos presentado un retrato cuantitativo detallado de la identidad de género y la orientación sexual a lo largo del tiempo en una muestra de más de 900 jóvenes norteamericanos estudiados entre 2013 y principios de 2024.

La identidad de género tendió a ser un rasgo estable a lo largo del desarrollo para la gran mayoría de los jóvenes (>80,0%), incluyendo a aquellos que recibieron apoyo en una transición social de género durante la infancia.

Estos jóvenes transgénero que se identificaron tempranamente no tenían mayor ni menor probabilidad de mostrar un cambio de género que sus hermanos o un grupo de comparación no emparentado de jóvenes que fueron reclutados en el estudio como niños cisgénero.

El cambio de género que observamos tanto en los participantes transgénero que se identificaron tempranamente, como entre los que inicialmente eran cisgénero, sugiere un cambio potencialmente importante entre los jóvenes norteamericanos en la concepción del género como un concepto menos anclado en las opciones binarias y que es flexible a lo largo del tiempo.

También observamos altas tasas (30,0%–60,0%) de interés romántico queer entre los adolescentes que autodeclararon su orientación sexual.

El cambio en el interés romántico a lo largo del tiempo se presentó en aproximadamente el 35% de los jóvenes que informaron sobre la orientación sexual longitudinalmente, y muchos jóvenes de todos los géneros expresaron interés tanto en chicos como en chicas; estos resultados apuntan nuevamente a un cambio sustancial hacia la flexibilidad en el pensamiento sobre género y sexualidad entre los jóvenes de hoy.

Concluimos que dos cosas probablemente sean ciertas sobre el género y la orientación sexual en los jóvenes de hoy: la estabilidad a lo largo del desarrollo es la vía modal actual, independientemente de si el género de una persona se alinea con el sexo asignado o no, y los jóvenes pueden cambiar, y de hecho lo hacen, su forma de pensar sobre sus identidades, contrariamente a una clásica suposición que ha estado presente en décadas de investigación clásica en psicología del desarrollo.

Esperamos que estos resultados no solo refinen las teorías de nuestro campo sobre cómo los jóvenes conceptualizan las identidades sociales de género y orientación sexual, sino que también alimenten una comprensión social más amplia hacia, y el apoyo a, niños y adolescentes de género diverso y minorías sexuales.

Foto: martinedoucet

domingo, 8 de diciembre de 2024

Comprendiendo el movimiento de padres anti-trans



Reflexiones sobre el tropo del “padre preocupado”

Por Julia Serano

Actualmente nos encontramos en medio de un pánico moral generalizado contra las personas transgénero. Si tuviera que preguntar "¿quién está provocando este pánico?", la mayoría de la gente en Estados Unidos probablemente diría que los culpables son la extrema derecha y los conservadores sociales que tradicionalmente se han opuesto a las personas LGBTQ+. En el Reino Unido podrían contestar que se trata de “críticos de género” (GC) o “feministas TERF (Feministas Radicales Trans-Excluyentes)”, quienes se oponen a las personas trans en una supuesta cruzada feminista. Si  se dijera que son todos estos grupos, bueno, eso también sería correcto, ya que han estado trabajando juntos durante mucho tiempo.

Sin embargo, hay una tercera facción que impulsa este pánico moral y que ha recibido mucha menos atención pública: el movimiento de padres anti-trans. Este movimiento está compuesto por padres de niños trans que no aceptan la transición de sus hijos, hijas e hijes. Suelen conectarse en línea para compartir historias, difundir teorías alternativas que explican "el trasngenerismo" de sus hijxs e intercambian consejos sobre cómo obligarles a "desistir". Algunas de sus teorías son pseudocientíficas (por ejemplo, afirman que las identidades trans se están propagando entre los niños a través del “contagio social/ROGD”), mientras que otras son conspirativas (por ejemplo, afirman que los niños están siendo reclutados a través de la “ideología de género”, el “grooming” o el “grooming” judío (multimillonarios trabajando para crear un futuro transhumanista”).

Algunos padres llegan a estos grupos con fuertes prejuicios sobre las personas trans (usualmente puntos de vista conservadores o GC/TERF), mientras que muchos otros inicialmente no son conscientes de lo trans y simplemente buscan respuestas después de que sus hijos dicen ser trans. De cualquier manera, como estas comunidades en línea les dicen a los padres exactamente lo que quieren escuchar (“su hijo no es realmente trans, simplemente ha sido influenciado por una fuerza externa insidiosa y podemos ayudarlo a disiparla”), estos comienzan a propagar información errónea que les parece bastante convincente. 

En un ensayo detallé por qué el modelo afirmativo de género se ha convertido en el enfoque científicamente establecido para tratar a los jóvenes trans (incluye una lista de más de 100 estudios de investigación y revisiones). Por lo tanto, la promoción por parte del movimiento antitrans de fundamentos y soluciones que invalidan la identidad de género de personas trans es inseparable del negacionismo científico y la desconfianza en el consenso médico. En este sentido, el movimiento tiene mucho en común con el movimiento de padres anti-vacunas. Y así como los padres bien intencionados a veces caen en madrigueras anti-vacunas, los padres de niños trans que buscan respuestas se sumergen, sin darse cuenta, en estos grupos en línea de padres anti-trans.

Este artículo se dividirá en tres secciones. Primero, compartiré una breve historia de cómo surgió el movimiento de padres anti-trans y algunas historias de personas que quedaron atrapadas en él. En segundo lugar, proporcionaré ejemplos de artículos aparentemente “justos y equilibrados” que retratan el activismo de padres anti-trans simplemente como “grupos de padres preocupados” en lugar de negadores de la ciencia o teóricos de la conspiración. La sección final sugerirá mejores formas de cubrir este tipo de historias en el futuro.

Orígenes del movimiento de padres anti-trans

Las comunidades en línea para padres de niños trans han existido desde al menos mediados de la década de 2000, si no antes (ver, por ejemplo, Meadow, 2018 , p. 94-141). Generalmente, estos grupos se centraban en apoyar a los niños trans y a sus familias en general. La primera evidencia que pude encontrar de grupos de padres en línea centrados en invalidar las identidades de sus hijos trans fue en 2015-16, cuando surgieron tres sitios web: 4thwavenow, Transgender Trend y Youth Trans Critical Professionals. Dirigidos por padres escépticos de sus "hijos trans", estos sitios web publicaron escritos e ideas que replican los discursos del activismo anti-trans.

Hago una crónica del surgimiento de los “tres sitios web” en artículos como Orígenes del contagio social” y “Disforia de género de aparición rápida”, que se centra principalmente en cómo estos sitios inventaron y propagaron la teoría pseudocientífica del “contagio social transgénero”. Otro artículo que sugiero es el de Lee Leveille, de Health Liberation Now!, quien  publicó Los mecanismos de TAnon: de dónde vino, una cronología que narra el aumento del activismo anti-trans desde mediados de la década de 2010 hasta la actualidad. Si usted busca en esas cronologías palabras como "4thwavenow", "Transgender Trend" o "Lisa Marchiano" (fundadora de Youth Trans Critical Professionals), encontrará que el movimiento de padres anti-trans ha tenido un papel central dentro del ecosistema del activismo anti-trans.

Un episodio reciente del podcast The Anti-Trans Hate Machine (Temporada 2, Episodio 3: Seducción de la disforia de género de inicio rápido ) incluye una larga entrevista con una madre que descubrió 4thwavenow y se dejó engañar por la desinformación. Durante muchos años, ella usó esta narrativa para justificar el rechazo hacia la identidad trans de su hija y para negar los cuidados de salud que afirmaran su género.

Si bien dos de los tres sitios web (4thwavenow y Transgender Trend) todavía están activos, desde entonces han surgido muchos grupos similares de Facebook y foros en línea. En 2020, Heron Greenesmith escribió una exposición en el Gender Critical Support Board, un foro de comentarios en línea donde los padres buscan terapeutas que nieguen el género con la esperanza de "convertir" o curar a sus hijos trans. La Junta de Apoyo Crítico de Género fue fundada por un padre que se radicalizó cuando su hijo se declaró trans.

Una historia similar de extremismo puede estar detrás del sitio web Parents of ROGD Kids. En una publicación de hace 5 años, un usuario de Reddit afirmó que su madre, que rechazaba su identidad trans, creó el sitio y basó la mayoría de las historias iniciales en la relación familiar.

Quizás el informe más detallado sobre el movimiento de padres anti-trans se pueda encontrar en la serie de YouTube de tres partes de Caelan Conrad, “Gender Critical”. Para la serie, Conrad se hizo pasar en línea por una madre escéptica de un niño trans para unirse a grupos de Facebook que de otro modo serían privados. El primer episodio, titulado "Reclutamiento", trata sobre cómo estos grupos se ganan a los recién llegados y eventualmente les adoctrinan con su visión del mundo anti-trans. El segmento más pertinente para nuestros propósitos se subtitula “Reclutando padres” (comienza aproximadamente a los 41 minutos del episodio). Gran parte de este segmento se centra en un grupo de Facebook que tiene un nombre aparentemente inofensivo ("Padres preocupados por niños transgénero/no binarios"), pero las tácticas que utilizan invitan a los padres a ver la identidad de sus hijos trans como una "enfermedad" o una "amenaza" que debe ser purgada a toda costa.

El segundo episodio de Conrad, " Terapia de conversión ", profundiza en cómo estos grupos de padres anti-trans fomentan terapias de conversión "caseras" e improvisadas utilizando el libro Desist, Detrans, & Detox: Getting Your Child Out of the Gender Cultde Maria Keffler. Francamente, es una situación difícil, especialmente si se comprenden los daños asociados con las terapias de conversión. Para aquellos que buscan una sinopsis, este episodio se resume en un artículo de Los Angeles Blade que también analiza los libros promovidos por estos padres anti-trans.

Entiendo por qué la persona promedio podría no querer investigar más a fondo los videos, podcasts, artículos y páginas web que he destacado aquí. Pero para los periodistas que cubren el actual pánico moral anti-trans y los esfuerzos por restringir el acceso a la atención médica que afirma el género, comprender este movimiento de padres anti-trans es esencial para informar adecuadamente.

Detectar el sesgo anti-trans en los medios: el tropo del “padre preocupado”

Los temas de conversación del movimiento de padres anti-trans a veces se blanquean en el discurso dominante a través de artículos y noticias que “simplemente hacen preguntas”. Estas piezas parecen "justas y equilibradas" para el público no trans porque parecen mostrar "todos los lados" de la historia. Pero en realidad, “todas las partes” significa que el consenso científico (es decir, que las terapias de conversión son perjudiciales y los enfoques que afirman el género son beneficiosos) se pone al mismo nivel de estudios atípicos, de evidencia anecdótica y de opiniones desinformadas. También significa que las identidades y realidades de los niños trans a menudo reciben menos consideración que las opiniones de sus padres escépticos.

Lo que sigue son tres ejemplos de artículos que “simplemente hacen preguntas” pero que retratan a personas que son claramente activistas de estos grupos de padres anti-trans como “padres preocupados”. Es decir, estos artículos hacen parecer que estos padres solo quieren lo mejor para sus hijos, cuando en realidad están muy comprometidos en invalidar y suprimir la identidad trans de sus hijos. Otros escritores han señalado estos incidentes específicos antes (ver, por ejemplo, aquí , aquí , aquí y aquí ), pero esperamos que compartirlos todos juntos aquí deje en claro que el tropo del "padre preocupado" es una táctica para justificar la propagación de desinformación sobre las infancias trans.

El artículo de portada de Jesse Singal en Atlantic (2018), “Cuando los niños dicen que son trans”, puede ser el artículo más influyente de este género. Este texto tiene demasiados problemas como para cubrirlos completamente aquí. Pero en relación con este ensayo, poco después de su publicación, una de las madres que apareció en el artículo publicó una publicación en 4thwavenow titulada "Lo que desearía que el artículo de Atlantic no hubiera censurado". El artículo y la nota editorial de 4thwavenow que lo precede afirman que The Atlantic borró todas las menciones de 4thwavenow en el artículo. En un tweet separado en respuesta a alguien que deseaba que Singal hubiera consultado a 4thwavenow para el artículo, el portavoz de 4thwavenow respondió: “Oh, consultó. Fuertemente. Las familias perfiladas son del grupo. Esa fue la línea de los censores: eliminar cualquier mención del 4to”.

Para ser claros, 4thwavenow compara habitualmente las comunidades trans y la atención sanitaria con “cultos”, “lavados de cerebro”, “lobotomías”, “mutilaciones”, “grandes farmacéuticas” y “eugenesia”. El hecho de que Singal y/o The Atlantic reclutaran a padres de un sitio web tan descaradamente anti-trans sin divulgar este hecho crucial a los lectores es una negligencia periodística.

El artículo de Emily Bazelon de 2022 del New York Times Magazine, “La batalla por la terapia de género”, también muestra numerosos problemas tratados en otros lugares. Incluye una sección de cuatro párrafos que trata claramente sobre el movimiento de padres anti-trans, pero nunca se identifica explícitamente como tal. Así comienza este pasaje:

En otras familias, la decisión de un adolescente de revelarse era una fuente de conflicto prolongado. F., que ahora tiene 18 años y vive en Maryland, comenzó a identificarse como un niño trans y a vendarse los senos en séptimo grado. Su madre me dijo que cuando se enteró, le dijo a F. que no creía que nadie hubiera nacido en el cuerpo equivocado. Más tarde, asistió a una protesta en una clínica de género en Washington, DC, lo que molestó a F.

Por supuesto, no se trata de una “decisión de adolescente” que provoca conflictos familiares. Se trata de una adolescente trans que tuvo la mala fortuna de tener un padre que es un activista anti-trans, ¡uno que literalmente asiste a protestas contra las clínicas de género!

Los siguientes tres párrafos comparten las perspectivas de lo que Bazelon llama eufemísticamente “padres Genspect”. Genspect se describe generosamente como un grupo internacional crítico con la transición social y médica de personas trans. Pero, en realidad, Genspect es una organización activista anti-trans con vínculos con grupos fundamentalistas religiosos y que difunde activamente desinformación y promueve terapias de conversión. La sección "Nuestro equipo" de su página web incluye a destacados activistas anti-trans, como Stephanie Davies-Arai y Lisa Marchiano, fundadoras de Transgender Trend y Youth Trans Critical Professionals (es decir, dos de los tres sitios web pioneros de padres de niños trans que se oponen a la transición de género). Genspect ha declarado públicamente que a ninguna persona se le debe permitir hacer la transición hasta los 26 años. En otras palabras, no son simplemente “críticos” con respecto a la terapia afirmativa de género en menores: también quieren prohibirla para los adultos.

Si Bazelon hubiera sido sincero acerca de las intenciones de Genspect, entonces el siguiente pasaje se leería de manera muy diferente:

Varios padres de Genspect me dijeron que sus hijos adolescentes se declararon trans después de luchar durante años con graves problemas de salud mental. Una madre en el norte de California dijo que su hijo había sido hospitalizado anteriormente por un intento de suicidio y comenzó a identificarse como trans mientras pasaba muchas horas en línea. La madre dijo que sí a los supresores de la pubertad por recomendación de una clínica de género local, pero su hijo se volvió más volátil, dijo. Alrededor de los 15 años, su hija quería pasar a un tratamiento hormonal, que la clínica de género apoyaba, según los correos electrónicos que revisé. Cuando la madre se negó, se convirtió en objeto de la furia de su hijo. “¿Qué pasa si me equivoco?” preguntó ella. “Saber que mi hijo me ve como la barrera hacia la felicidad es la peor parte. Me siento como un monstruo”.

Para los lectores que desconocen la gran cantidad de investigaciones que demuestran que los enfoques que desafirman el género son perjudiciales (Bazelon nunca comparte esta información), las preocupaciones de la madre pueden parecer legítimas. De hecho, el texto parece destinado a despertar simpatía por ella. Pero una vez que se entiende que esta madre está asociada con una organización anti-trans que promueve la terapia de conversión y se opone a la transición de cualquier persona menor de 26 años, adquiere un significado completamente diferente. La madre que rechaza la terapia de afirmación de género, incluso si está respaldada por un médico, debido a sus inclinaciones ideológicas, ahora parece potencialmente dañina, similar a un padre antivacunas que se niega a vacunar a su hijo. Una vez que se comprende qué es realmente un “padre Genspect” (es decir, un padre involucrado con el movimiento anti-trans), entonces la omisión de Bazelon se hace iluminadora y nos advierte el nivel de sesgo en esta historia.

Se puede encontrar un sesgo similar en un artículo de Katie J. Baker de 2023, del New York Times, titulado "Cuando los estudiantes cambian la identidad de género y los padres no lo saben". El texto comienza con esta anécdota:

“Jessica Bradshaw descubrió que su hija de 15 años se identificó como transgénero en la escuela después de vislumbrar una tarea con un nombre desconocido garabateado en la parte superior. . . La señora Bradshaw estaba confundida: ¿No necesitaba la escuela su permiso, o al menos debía ser informada al respecto?

Dios mío, ¿te imaginas el doble horror de descubrir que tu hijo es transgénero y que la escuela te ocultó esa información? Esa es su reacción inicial y se verá reforzada en los párrafos siguientes que detallan la perspectiva de los Bradshaw como “padres preocupados”. No es hasta después de diez párrafos que podemos escuchar la versión infantil de la historia:

“El estudiante, que ahora tiene 16 años, dijo al New York Times que su escuela le había brindado un espacio para ser él mismo que de otro modo era imposible tener. Dijo que había intentado hablar con sus padres antes, pero ellos no lo tomaron en serio, por lo que pidió apoyo a su escuela”.

En otras palabras, la primera línea del artículo de Baker es mentira: Jessica Bradshaw ya sabía que su hijo era transgénero. Ella simplemente descartó ese hecho e invalidó la identidad de su hijo.

La razón por la que las escuelas suelen tener políticas como esta es porque muchos padres no apoyan a sus hijos trans. En una encuesta de 2015 con más de 27.000 personas transgénero de EEUU, el 40% informó que sus familias inmediatas no les apoyaban, el 10% dijo que un miembro de su familia inmediata había sido violento con ellas porque eran transgénero y el 15% se escapó de casa y/o fueron echados ​de la casa porque eran transgénero (que es parte de la razón por la cual hasta el 40% de los jóvenes sin hogar en los EEUU son LGBTQ+).

Si bien Baker explica este aspecto de la historia hasta cierto punto, plantea el artículo de una forma falsamente equidistante al proponer un punto de vista comprensivo hacia los padres que quieren que las escuelas desacrediten la identidad trans de sus hijos. Porque, ¿quiénes son estos padres según Baker?

Existe una red de grupos de apoyo en Internet para padres “escépticos” de niños transgénero, con miles de miembros registrados en algún caso. Los detractores han calificado a estos grupos de transfóbicos porque algunos quieren prohibir la terapia afirmativa de género en menores, o porque han amplificado las voces de personas que llaman “pervertidos sexuales” a los activistas trans. Pero los participantes dicen que estos grupos los únicos lugares donde pueden hacer preguntas y expresar sus preocupaciones.

Bueno, supongo que soy una detractora porque he invertido tiempo leyendo lo que estos simples "grupos de apoyo en Internet" (léase: sitios web anti-trans) realmente dicen acerca de las personas trans y la atención de salud afirmativa.

Baker continúa hablando en su artículo de una reunión en persona que se celebró en uno de esos grupos:

La mayoría dijo que se identificaban como liberales y que [su reunión] era un espacio raro y seguro para expresar sus temores. Algunos padres no creían que sus hijos adolescentes fueran realmente transgénero. Otros pensaron que era demasiado pronto para saberlo con certeza. La mayoría dijo que sus hijos tenían problemas de salud mental, como trastorno bipolar o autismo.

Sí, la mayoría “se identifica como liberal”, lo que también es cierto para muchos padres antivacunas; eso no repara el daño que su enfoque de desafirmación de género puede causar a sus hijos. El resto de las afirmaciones, como que sus hijos “no son realmente transgénero”, o que tal vez todo sea resultado de una “condición de salud mental” (exploro esta última afirmación en este ensayo) son la quintaesencia del discurso anti-trans. Al igual que con Singal y Bazelon antes que ella, el hecho de que Baker reste importancia o omita por completo la realidad del movimiento anti-transparente impide que los lectores comprendan plenamente la dinámica en juego aquí.

Rechazar el tropo del “padre preocupado”

Como regla general, los adultos tienden a descartar las perspectivas de los niños y adolescentes. Esto a menudo lleva a los primeros a asumir que las identidades de género, las expresiones de género y las orientaciones sexuales de los segundos son el resultado de meras “tendencias”, de la búsqueda de “atención” o de “estilos de vida alternativos” y/o de “delirios mentales”, en lugar de ser expresiones auténticas y parte de la variación natural. Además de esto, hay otras dos tendencias inconscientes a las que la mayoría de las personas (incluyendo a los aliados bien intencionados de las personas trans) son muy susceptibles y que les llevan a favorecer los puntos de vista de los padres sobre los de sus hijos trans. Aquí hay dos anécdotas personales que ilustran estas tendencias.

Hace veinte años, cuando comencé a declararme trans ante las personas de mi círculo, las preguntas más comunes que me hacían eran "¿cómo reaccionaron tus padres?" o “¿cómo lo está tomando tu familia?”. Casi todos estos amigos y conocidos ni siquiera habían conocido a mi familia, ya que vivían en el otro lado del país. Al principio, supuse que me preguntaban porque estaban preocupados por mí y por mi posible pérdida en caso de que mi familia me hubiera rechazado. Pero luego, a menudo seguían con comentarios no solicitados como "Vaya, esto debe ser muy difícil para tus padres", o "No sé qué haría si descubriera que mi [inserte algún miembro familiar aquí] es transgénero".

Esto es un hecho desafortunado del que prácticamente todas las personas trans pueden dar fe: a la mayoría de las personas les resulta más fácil identificarse con las tribulaciones de nuestros familiares cisgénero que con las nuestras, incluso cuando somos nosotros a quienes conocen personalmente. Esa es la primera tendencia.

En segundo lugar, cuando se lo dije a mis padres (como adulto), reaccionaron con total incredulidad. A sus ojos, no podría ser trans. Insistieron en que debía estar confundida, o que no había considerado otras posibilidades, o que tal vez debería tomarme aún más tiempo para considerar el tema (como si pasar veinte años de mi vida lidiando con mi tránsito fuera insuficiente a sus ojos). Señalaban cosas que hice (o no hice) en el pasado y las citaban como “evidencia” de que no podía ser transgénero. Si respondía que muchas chicas hacen (o no hacen) esas mismas cosas, o si les decía que estaba reprimiendo mi identidad en aquel entonces o que estaba pretendiendo ser un chico por mi propia seguridad, no les parecía verosímil.

Estaban profundamente comprometidos en preservar mi género asignado al nacer, a toda costa.

Nunca he conocido a una persona trans cuyos padres no se sorprendieran cuando salieron del armario por primera vez. A las personas trans que eran abiertamente no conformes de género (GNC) cuando eran niños se les dice "simplemente pensábamos que eras gay". Conozco a personas trans que insistieron en que eran realmente un niño o una niña desde una edad temprana (solo para ser rechazadas por sus padres en ese momento) y que, al declararse trans como adultos, sus padres todavía actuaron conmocionados. Conozco padres que son trans y se sorprendieron cuando sus propios hijos se declararon trans.

Casi sin excepción, los padres nunca esperan que sus hijos sean transgénero. Y esa incredulidad puede persistir durante mucho tiempo. En mi caso, pasaron entre tres y seis meses antes de que mis padres finalmente aceptaran la realidad de que yo era trans. Algunos padres nunca lo aceptan. Según la mencionada encuesta de 2015, el 50% de las personas trans dicen haber sido rechazadas por uno o más familiares directos por ser transgénero.


Recapitulemos. Si se entienden las dos tendencias que acabo de describir, que hay una propensión en desconocidos a identificarse con los padres cis en lugar de con los hijos trans, y que los padres tienden a no creer que sus hijos sean "realmente trans" (al menos inicialmente y, en algunos casos, permanentemente), entonces resulta obvio lo fácil que es para periodistas y medios de comunicación influir y manipular las opiniones del público poco informado acerca de la realidad de la juventud trans y la atención médica afirmativa de género, tan solo con hacer citas descontextualizadas de padres escépticos de sus hijos trans.

No estoy diciendo que los periodistas nunca deban cubrir las dificultades y los obstáculos que enfrentan los padres de menores trans; hay muchas situaciones y se pueden contar con respeto (ver, por ejemplo, Meadow, 2018 ). Pero cuando los periodistas sólo cuentan la versión de la historia de los padres, o cuando comparan el relato transescéptico de un padre con el de su hijo trans (dando a entender que el primero probablemente "sabe más" que el segundo) eso debería ser una gran señal de alerta para buscar más información.

Y cuando los artículos y las noticias mencionan a padres transescépticos que “buscan apoyo” y encuentran “voces con ideas afines” en línea, eso casi siempre es una señal de que dichos padres están involucrados o interactuando con movimientos anti-trans.


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Publicado originalmente en inglés en Medium.

Julia  Serano es una escritora, activista, bióloga e intérprete estadounidense conocida por su influyente trabajo sobre cuestiones transgénero y feminismo. Serano es mejor conocida por su libro de 2007 "Whipping Girl: A Transsexual Woman on Sexism and the Scapegoating of Feminity", que se considera un texto fundamental en los estudios transgénero.

Es autora de varios otros libros, entre ellos "Excluded: Making Feminist and Queer Movements More Inclusive" (2013) y "Outspoken: A Decade of Transgender Activism and Trans Feminism" (2016).

Sus escritos aparecen a menudo en publicaciones feministas y LGBTQ+, y se utilizan con frecuencia en cursos de estudios de género.


Foto: SIphotography